viernes, 18 de enero de 2008

MAS SOBRE KAMIKAZES"" El Proyecto Ohka






Estimados amigos, aquí les dejo un reportaje sobre el uso de los misiles kamikaze Ohka por parte de los japoneses durante la II.G.M. El Yokosuka MXY7, o como era más conocido, el Ohka (Flor de Cerezo), no era un avión sino un misil tripulado por un Kamikaze. Una vez aceptado el principio del piloto Kamikaze, era lógico diseñar un misil especial para ese propósito en vez de utilizar los escasos Zero.



Su fuselaje era de madera y portaba una carga explosiva de 1.190 Kg. Se construyeron un total de 755 Ohka, pero solo entraron en acción unos pocos. Era transportado por un bombardero que lo soltaba a unos 75 Km. del blanco. Tras ser liberado, el piloto debía planear a unos 466 Km/h para, tras seleccionar un blanco, realizar la ignición eléctrica de los motores cohete durante los últimos 30 segundos del vuelo y lanzarse en una picada casi vertical contra el mismo a unos 900 Km/h. A principios de 1945 los pilotos japoneses estaban en su mayoría faltos de instrucción, la mayoría incluso no la había acabado. En tales circunstancias las tácticas aéreas ortodoxas tenían muy pocas posibilidades de tener éxito contra la próxima ofensiva americana que se preparaba. El Cuartel General Imperial decreto que no había otra alternativa que la generalización de los ataques suicidas. Era el único medio por el que podía esperarse que los pilotos inexpertos hicieran blanco en la flota de los EEUU.El 21 de marzo de 1945, un vuelo de reconocimiento japonés descubrió tres portaaviones americanos que formaban parte de la flota de invasión a Okinawa, a unos 500 Km. de Japón, y lo sorprendente es que no tenían cobertura de cazas, navegaban sin protección alguna.Cuando le llego el informe al vicealmirante Matome Ugaki, decidió que era el momento de probar el Ohka. Se empezaron a cargar 18 bombarderos con Ohkas y se ordeno que todos los cazas disponibles al sur del Japón actuaran como escoltas.

Ohka capturado por fuerzas estadounidenses


Con los pesados Ohkas, los lentos bombarderos iban más despacio que nunca y necesitaban una poderosa escolta para poder llegar donde se habían visto a los portaaviones. Pero sólo pudieron reunirse 55 Zero y la operación estuvo a punto de suspenderse; solo la determinación de los Kamikazes influyó para que no se hiciera. Cuando los aviones despegaron, el borde de la pista estaba lleno de espectadores. Fue un espectáculo deprimente, de los 55 Zero de escolta 8 no pudieron ni elevarse, y otros 17 tuvieron que volver por avería en los motores. En cuanto estuvieron en el aire un aparato de reconocimiento informo que los portaaviones americanos, rodeados de muchos más barcos de guerra de los que se creía, se habían separado. Las posibilidades de éxito se habían reducido considerablemente y se discutió de nuevo si debía de cancelarse la operación. Mientras esto ocurría, 50 cazas Hellcat decidieron la cuestión. Los Zeros de escolta trataron en vano de apartar a los Hellcat, que concentraron sus esfuerzos en los bombarderos cargados con los Ohkas. Incapaces de defenderse, 14 de ellos tiraron al mar los Ohkas para aligerar el peso. Los otros 4, tras entrar en un banco de nubes perseguidos por los Hellcat, lograron soltar su carga.


Bombardero Japones Mitsubishi G4M con su carga asesina

Sólo fueron alcanzados el acorazado West Virginia y tres buques de transporte que sufrieron desperfectos graves. Así termino la primera salida de los Ohkas. Hubo versiones posteriores diseñadas para ser lanzadas desde bases costeras y cavernas, e incluso desde submarinos equipados con catapultas, aunque ninguno fue empleado de ese modo. En total 34 barcos fueron hundidos y 288 dañados por los pilotos kamikaze que contaban unos 4.000 entre la Armada y el Ejército. Los Kamikazes se presentaban voluntarios para realizar dichas misiones, ya que era una manera honorable de morir. El programa de adiestramiento que debían seguir los pilotos kamikaze con base en Formosa tenía una duración de 7 días, dedicando las primeras dos jornadas al ejercicio de despegue. Este tipo de ejercicio cubría desde que se impartía la orden para una misión hasta el momento en que los aparatos quedaban situados en formación de vuelo. Los dos días siguientes se dedicaban al vuelo en formación, mientras al mismo tiempo proseguían las prácticas de despegue. Los últimos tres días estaban dedicados a los ejercicios prácticos de aproximación al objetivo y al ataque; entre tanto, continuaban también los ejercicios de despegue y de vuelo en formación.

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