Ohka capturado por fuerzas estadounidenses
Con los pesados Ohkas, los lentos bombarderos iban más despacio que nunca y necesitaban una poderosa escolta para poder llegar donde se habían visto a los portaaviones. Pero sólo pudieron reunirse 55 Zero y la operación estuvo a punto de suspenderse; solo la determinación de los Kamikazes influyó para que no se hiciera. Cuando los aviones despegaron, el borde de la pista estaba lleno de espectadores. Fue un espectáculo deprimente, de los 55 Zero de escolta 8 no pudieron ni elevarse, y otros 17 tuvieron que volver por avería en los motores. En cuanto estuvieron en el aire un aparato de reconocimiento informo que los portaaviones americanos, rodeados de muchos más barcos de guerra de los que se creía, se habían separado. Las posibilidades de éxito se habían reducido considerablemente y se discutió de nuevo si debía de cancelarse la operación. Mientras esto ocurría, 50 cazas Hellcat decidieron la cuestión. Los Zeros de escolta trataron en vano de apartar a los Hellcat, que concentraron sus esfuerzos en los bombarderos cargados con los Ohkas. Incapaces de defenderse, 14 de ellos tiraron al mar los Ohkas para aligerar el peso. Los otros 4, tras entrar en un banco de nubes perseguidos por los Hellcat, lograron soltar su carga.
Bombardero Japones Mitsubishi G4M con su carga asesina
Sólo fueron alcanzados el acorazado West Virginia y tres buques de transporte que sufrieron desperfectos graves. Así termino la primera salida de los Ohkas. Hubo versiones posteriores diseñadas para ser lanzadas desde bases costeras y cavernas, e incluso desde submarinos equipados con catapultas, aunque ninguno fue empleado de ese modo. En total 34 barcos fueron hundidos y 288 dañados por los pilotos kamikaze que contaban unos 4.000 entre la Armada y el Ejército. Los Kamikazes se presentaban voluntarios para realizar dichas misiones, ya que era una manera honorable de morir. El programa de adiestramiento que debían seguir los pilotos kamikaze con base en Formosa tenía una duración de 7 días, dedicando las primeras dos jornadas al ejercicio de despegue. Este tipo de ejercicio cubría desde que se impartía la orden para una misión hasta el momento en que los aparatos quedaban situados en formación de vuelo. Los dos días siguientes se dedicaban al vuelo en formación, mientras al mismo tiempo proseguían las prácticas de despegue. Los últimos tres días estaban dedicados a los ejercicios prácticos de aproximación al objetivo y al ataque; entre tanto, continuaban también los ejercicios de despegue y de vuelo en formación.
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